
La localización de dicha tumba era ignorada por la mayoría de los pobladores, hasta que en marzo de 1968, durante una remodelación del edificio fue descubierta. Se ha conservado en el mismo lugar desde entonces, sin más información que la contenida en la lápida.
Las investigaciones que se han hecho no han arrojado más información que su nombre, encontrado en los libros de las familias Cortés y Arellano. Se desconoce el porque se encuentra su tumba en ese lugar y cual fue la causa de su fallecimiento.
Se sabe también que en las fechas en que fue enterrada en el lugar, este pertenecía a la orden franciscana, por la importancia de su célebre familiar y por ser un lugar santo.
La tumba se encuentra en malas condiciones y se puede apreciar una quebradura en una de sus esquinas inferiores.