
Los piratas se organizaron en varios grupos para poder saquear las casas, los habitantes eran sacados de sus viviendas y trasladados a la plaza de armas, donde eran puestos en el suelo, a un lado de los montones de riquezas que conformaban el botín que era recolectado con el saqueo, después de unas horas la población fue trasladada y encerrada en la catedral, donde permaneció cautiva del martes 18 al sábado 22 de mayo.
Después de terminar de revisar las casas, y bajo la cruel amenaza de volar la catedral con un barril de pólvora, los invasores pidieron a la gente $200,000, llegando después de una ardua negociación a un acuerdo final de $150,000, los cuales serían entregados a los corsarios en los próximos 10 días.
El sábado 22 por la mañana, los mercenarios tomaron la decisión de irse de la ciudad y llevarse a la población encerrada a la isla de Sacrificios, trasladando a hombres y mujeres negras y mulatas, llevando sobre sus espaldas el botín producto del saqueo de la ciudad, en la isla estuvieron del sábado 22 al domingo 30 de mayo, quedándose únicamente las mujeres españolas y 20 funcionarios como rehenes.
El 30 de mayo les fue entregado el dinero a los piratas y estos se retiraron el 1.º de junio, dejando a su paso cuatrocientas personas de la población muertas y con una perdida de treinta y cinco hombres de su tripulación que perecieron durante los días del asalto.